familia2

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lunes, 25 de enero de 2016

EL PARTO DE PEQUEÑA INDIA

A tres semanas de que Pequeña India cumpla un año me siento nostálgica. Me doy cuenta de que esta etapa está terminando. El viernes, después de 20 meses, 9 de embarazo y 11 después del parto, me vino la regla, y aunque hace tiempo que siento que el puerperio terminó es la confirmación de esto mismo. 

Y no hago más que acordarme de su parto una y otra vez, así es que por fin, me he decidido a escribirlo.

La historia de cómo nació Pequeña India empieza semanas antes del parto con contracciones suaves durante el día que se hacían regulares por las noches y, al cabo de una hora más o menos, paraban. 

El final del embarazo (como ya os he dicho alguna vez) fue duro. Estaba agotada y además nerviosa, porque en Navidades, durante una ecografía, las  medidas del fémur no se correspondían con las semanas de gestación y el resto de medidas. Mi yo racional sabía que no pasaba nada, que mis hijos han sido bebés bajitos y gorditos y que todo estaba bien. Pero mi cabeza, ayudada por las hormonas del embarazo, iba a mil por hora. Así es que no veía el día de ponerme de parto. Mi ginecóloga me aguanto como pudo, porque por mí en la semana 38 hubiera ingresado para una inducción. La odiaba por no tener prisa pero hoy estoy inmensamente agradecida. 



El 13 de febrero fui a monitores por última vez. Era viernes. Alguna contracción, dilatada de casi 3 cm y con el cuello prácticamente borrado, pero no, ese tampoco era el día. Casi le supliqué a la ginecóloga que me dejara ingresada y acordamos que si el lunes no me había puesto de parto me lo inducirían. Me fui a casa con los volantes y pensando que sólo tenía que aguantar tres días. De hecho, volviendo a casa pensé que me tenía que dar la vuelta porque tenía contracciones que no paraban. Pero pararon.

Fui a casa de mis padres a comer y a llevar la ropa para el fin de semana ya que Gran Jefe trabajaba todo el fin de semana y yo no me sentía segura estando en casa sola con los niños en casa por las noches. A las 5 recogí a los niños del cole y aunque a mis padre no les hacía mucha gracia me fui a llevar a Jefe Indio al entrenamiento de fútbol. Las contracciones habían parado del todo y estaba resignada a esperar al lunes.

El sábado 14 me levante genial, con mucha energía y por la tarde me llevé a los niños al cumpleaños de un amiguito del mayor. Todas las madres hacían bromas con que iba a tener que salir de ahí corriendo pero no fue así. Es más, ni una contracción. Volvimos a casa y cuando acosté a los niños, mi madre, que estaba ayudándome, se pilló un dedo y se hizo una buena avería. Me revolví, me metí en la cama sin cenar del mal cuerpo que se me puso.

A las 5 de la mañana me despertó una contracción. A las 5 y 10 otra. Estaba durmiendo con Jefa India así es que seguí en la cama para no despertarla. A las 5 y 20 otra y a las 5 y media otra. No aguanté más en la cama. Me fui a la cocina. No paraban así es que a las 6 desperté a mi madre. Ya eran cada 5 minutos, así es que llame a Gran Jefe para que viniera a por mí para irnos al hospital (menuda gracia que le hizo después de la noche que había tenido de no parar... Jajajajaja). Cuando estaba hablando con él rompí aguas. 

A las 6:45 llegó y nos fuimos al hospital. Las contracciones cada vez dolían más y eran más seguidas. Las que pasé en el coche fueron horribles.

Al llegar al hospital entré por Urgencias y me pusieron el monitor. Me dijeron que estaba de parto. Pero vamos, que ya lo sabía. Estaba dilatada de 5 centímetros. Con el  monitor puesto y tumbada las contracciones eran insoportables. Por fin me suben a la habitación. Son casi las 9 de la mañana. Me desnudo y me pongo el camisón del hospital. Sigo goteando por la bolsa rota. Estoy muy cansada y ya casi no hay tiempo entre contracciones. Viene la matrona y pido la epidural, no puedo aguantar ya los dolores. A la media hora me bajan a dilatación.

El anestesista es un estúpido de mucho cuidado. Va de graciosillo pero a mí no me hace ninguna gracia. Tras ponerle cara de asco varias veces se da por aludido y no hace más comentarios. Tras una contracción me pincha. Aún tarda un rato en hacer efecto la epidural. Dejan pasar de nuevo a Gran Jefe. La epidural me da una tregua pero a la media hora vuelven los dolores y las ganas de empujar. Empujó. Llamo a la matrona, me hace un tacto y ve que estoy completa.

Preparan el paritorio y entramos. Son las 10:30 de la mañana. Todo va muy rápido. El dolor es insoportable a pesar de la epidural. Lo bueno es que noto las contracciones así es que sé perfectamente cuando empujar. Noto que me parto en dos y cuando creo que no puedo más, con el siguiente pujo sale la cabeza de Pequela India y en el siguiente el cuerpo. Son las 11:00 de la mañana. 

Viene directa a mi pecho. Nos miramos. Es tan preciosa. Está perfecta y yo me siento tan plena y poderosa, a tope de óxitocina. Gran Jefe llora también. Nos abrazamos los tres y pienso en Jefe Indio y Jefa India. Huele a recién nacida, húmeda y llena de sangre y disfruto de ese momento tan perfecto. Al escribirlo se me pone la piel de gallina...



A los diez minutos alumbro la placenta y me cosen un pequeño desgarro. Subimos a la habitación y se engancha al pecho. Ya sabéis que nuestra lactancia no fue fácil.

Por la tarde vienen sus hermanos a conocerla. Lo primero que me dice Jefa India es "Mami, ¿a que ya me puedes coger?" Y la cojo en brazos. Viéndoles a los tres allí y acompañada por Gran Jefe me siento completa.



A los dos días nos vamos a casa, aunque yo me hubiera ido a la media hora.

Y hasta aquí el parto de la pequeña. Sé que no va a haber más bebés en casa ni más partos pero por estos momentos pasaría una y mil veces. No es que disfrutara del parto, dolió y mucho pero ahora sólo recuerdo lo poderosa que me sentía y la felicidad de mirar a Pequeña India por primera vez. Y no sigo que me pongo a llorar.

Gracias Gran Jefe por estar ahí.

Gracias Jefe Indio y Jefa India por abrir el camino.

Gracias Izaskun por no ceder ante mis súplicas y confiar en que me pondría de parto.

Gracias Papá, Mamá, J y M por la tranquilidad de saber que mis mayores estaban en las mejores manos mientras nacía su hermana.




2 comentarios:

  1. ¡Que gordita! Por lo que explicas, un parto duro, pero tuvo una súper recompensa :) ¡Un abrazo!

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  2. 3´700 Kg mi bombón!!! Gracias Arantxa, fue duro pero rápido y con un final precioso.

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